Abella Danger acoge a un estudiante de intercambio extranjero que es muy devoto de su religión y quiere salvarse para el matrimonio. Abella lo atrae para que la vea desnuda en la ducha y no puede evitar hacer cabriolas en lencería para seducirlo. Un día ella decide hacerlo y le asegura que estirar su ojete con su polla no es un pecado. Ella le muestra lo mala que es cabalgando su polla con su estrecho ojete.