La hijastra Nuria llega a casa triste y llorando. Ella le dice a su padrastro que está triste porque su novio la dejó porque no quiere probar el sexo anal. La historia sorprende al padrastro, la consuela y le explica que puede ayudarla siempre y cuando su madre no se entere. Nuria promete que no dirá una palabra. A partir de ahí, su padrastro le brinda todo el entrenamiento anal y el placer que necesita. Lo que lo lleva a correrse sobre su hermoso rostro.
