Tricia está enamorada del amigo de su hijo, Oliver, y mientras tiene la casa para ella sola, fantasea con su cuerpo semental. Lo último que Tricia espera es que el mismo hombre al que está mirando con los ojos en su teléfono aparezca en la puerta de su habitación, pero cuando Oliver llega abruptamente, no tiene tiempo para ocultar su lujuria. Oliver ayuda a convertir la fantasía de Tricia en una realidad completa.