Con los ojos vendados y atada a la cama, Syren cree que está a punto de recibir una gran sorpresa de su esposo. Pero cuando se quita la venda de los ojos, se sorprende al saber que la polla que acaba de chupar era en realidad la de su hijastro. Syren busca venganza y no se detendrá ante nada hasta que obtenga lo que se le debe.