Clarissa (Kenna James) y su marido han solicitado ingreso en una clínica de fertilidad para que Kenna pueda quedar embarazada. Un día, sin embargo, Franklin (Seth Gamble), un representante de la clínica, se presenta en la puerta de Clarissa con muy malas noticias. Parece que la clínica la rechazó porque sería un embarazo de alto riesgo. No hace falta decir que Clarissa está desconsolada y derrotada…Franklin puede ver claramente que Clarissa se siente extremadamente vulnerable, por lo que se acerca y sugiere algo que sólo una persona desesperada consideraría. Él le pide que le permita embarazarla aquí y ahora. Su marido no está en casa y no lo estará hasta dentro de un tiempo… De esta manera, podrá decirle a su marido que ha sido aceptada y podrán vivir sus sueños sin más contratiempos. Clarissa está desconcertada, pero no niega que esto ciertamente resolvería su problema… a pesar de que el método es muy cuestionable. Después de algunas dudas, Clarissa acepta, lo que lleva a un sexo enérgico que termina con un chorreo de leche.
