Mina (Spencer Bradley) llega a la casa de su sacerdote (Michael Vegas) y le presenta a una mujer, Valerie (Mona Azar). Aunque el sacerdote espera a Mina, parece un poco confundido por la presencia de Valerie, pero aún así los invita a entrar. Mientras hablan, se revela que el sacerdote acordó previamente oficiar la boda de Mina. Sin embargo, cuando descubre que Mina se casará con Valerie, se disgusta y se niega a participar en la boda después de todo…
El cura dice que las relaciones lésbicas son pecaminosas. Mina y Valerie están heridas y enojadas, pero el sacerdote insiste en que deben arrepentirse antes de condenar sus almas. Mina y Valerie acusan al sacerdote de querer que todos los demás sean miserables como él, ya que se le exige que sea célibe. Él se ofende y las mujeres se dan cuenta de que han tocado un nervio: claramente le molestan las mujeres que no puede tener, especialmente las lesbianas.