Sydney y su marido Damon están atrapados en una rutina. Ya no tienen deseo sexual el uno por el otro y apenas se tocan. La falta de intimidad en su matrimonio ha acercado a Damon a su hijastra, Reyna. Él sabe que es tabú, pero mira a Reyna con lujuria, anhelando su cuerpo cada día más. Sin embargo, el sentimiento es mutuo, pues Reyna también se siente atraída por él. Un día, después de hablar de ello, Reyna termina chupándole la polla a su padrastro. Todo va bien hasta que Sydney los pilla en el acto. Ella está furiosa y afirma que está dispuesta a dejarlos a ambos atrás. Pero Damon conoce bien a su esposa y puede ver que ella está claramente excitada y quiere unirse a la diversión. Damon sugiere que se una a ellos, y resulta que un trío tabú con su hijastra es justo lo que necesitaban para recuperar algo de magia en el dormitorio.
