Mi traviesa hijastra pelirroja de 18 años me impactó hasta el fondo de mi alma cuando me pidió que le comiera el coño, pero con mi esposa, su madre, fuera de la ciudad durante todo un mes, no pude negarme. Al día siguiente me devolvió el favor con una mamada mortal en el baño y otro día después estaba cabalgando su apretado y joven coño arriba y abajo de mi gran polla sin condón. Hombre, me encantaba correrme en su cara bonita. ¡Quiero más!