En una concurrida fiesta diurna en la playa, Ana tiene un tipo de diversión y mente completamente diferente y lleva a Antony a un lugar apartado con el pretexto de que necesita orinar. Una vez que está segura de que están fuera de la vista, se arrodilla y le baja los pantalones cortos para una mamada furtiva pero sensual llena de intenso contacto visual, mucha saliva y ansiosa chupada de bolas, todo ante los cada vez más audibles gemidos de apreciación de Antony. ¿Crees que alguien los escuchó?