En un giro tonto de los acontecimientos, Violet es atrapada robando en el centro comercial mientras vestía un disfraz de ladrón. La niña no está dispuesta a colaborar con el oficial Jack y solicita que una guardia de seguridad participe en el control de seguridad. Desafortunadamente para ella, Jack llama a Lolly, la guardia femenina más dura del juego. Lolly realiza una revisión minuciosa de las caries y pone a Violet nerviosa y ansiosa por encontrar una salida. Los dos guardias de seguridad deciden que Violet puede irse si les permite dar un paso más en sus “procedimientos poco ortodoxos”.