Quinn Waters notó que su hijastro Diego Pérez olía mucho. Estuvo jugando videojuegos durante días sin chupar ni ducharse. Ella lo arrastró a la ducha. Como él era reacio a enjabonarse, ella se desvistió y saltó a la ducha con él. Notó que ya estaba duro desde que lo desvistió. ¿Fue por ella? Por supuesto que lo fue. Ella se sintió halagada y comenzó a chuparle la polla. Luego llevó a Diego al dormitorio. Ellos jodieron. Follaron duro. Follaron mucho. A Diego le tomó poco tiempo disparar su semen en la espalda de Quinn. Por suerte era joven y pudo seguir sin descanso. Follaron mucho más y esta vez se corrió en su cara.