Mientras guarda la ropa, Ophelia encuentra algunas de sus bragas usadas en el cajón de su hijastro Elias. Después de atraparlo en el acto, Elias se apresura a revelar que está siendo intimidado en la escuela por ser virgen, y pensó que la ropa interior de Ophelia era prueba suficiente de que podía tener chicas. Sintiendo pena por su hijastro, Ophelia lo ayuda a obtener pruebas más tangibles. Una cosa es segura: ¡Elias nunca más será objeto de burlas!