Seguro que el señor trabaja de formas extrañas. Caso en punto. El padre Karl acaba de recibir una llamada telefónica desesperada de un padrastro casi histérico. Parece que su dulce angelito en realidad se está comportando como una maldita diabla y no sabe a dónde más acudir. Su apretado coño está bien poseído, pero ningún exorcismo va a expulsar a todos los demonios del pasado que la han dejado insatisfecha y en este estado de locura sexualmente frustrada. Su única esperanza ahora es un verdadero sexorcismo. No te preocupes, papá. Este padre está a punto de tenerlo todo bajo control.
