Después de pasar un mes en la hermosa isla de Koh Phangan, Tailandia, llegamos a la conclusión de que divertirse al aire libre es algo difícil: ¡hay gente en todas partes! Afortunadamente, el error de Ana hizo que buscara un lugar donde pudiéramos tener algo de privacidad. Una amiga le envió la ubicación de un bar para ver el atardecer, pero se perdió y encontró un lugar donde no había nadie. Fuimos a este lugar. A Antony le gustó, a pesar de los mosquitos que lo molestaban… De hecho, después de que empezamos a tener sexo, a Antony ya no le importaban los mosquitos jajaja
